EL DESPERTAR DE UN
SENTIMIENTO
La otra noche trasteando
entre mis recuerdos musicales, encontré la grabación de un toque de silencio
que guardaba con cariño.
Nada más verlo y
reconocer lo que era, supe lo que iba a suceder. Mi mente decía "NO"
pero el impulso nacido desde la nostalgia, desobedecía la imperiosa negativa
impuesta por el corazón...! VAS A SUFRIR!, me repetía la razón conociendo de
mis sentimientos.
Mis dedos jugaban al
escondite mientras se maliciaban el momento. En el fondo, solo se trataba de
ver cuándo. Una incertidumbre revoltosa que prolongaba la angustia parecía
divertirse poniendo a prueba la fuerza de la voluntad.
Cerré los ojos y me
abandoné por un momento. Aquel instante de debilidad, de flaqueza fue
aprovechado por ese halo malicioso que hizo añicos la débil resistencia que
ofrecía el núcleo de mi ser.
Mientras maldecía mi
ingenua oposición, un toque profundo, metálico, hiriente, se clavó en lo más
hondo de mi corazón. Aquel lamento de notas profundizó en mi alma soliviantando
sentimientos. Cada nota era una lagrima, y cada recuerdo un desgarro
sentimental.
La noche se detuvo, como se detuvo tantas otras noches en el Aaiún y en mi querido Cuartel de Alcalá de Henares. La magia musical impuso su voluntad doblegando sentimientos, y la impotencia por sucumbir ante la debilidad, tomó su razón de ser.
El lamento musical
destapó el arca donde guardo recuerdos adormecidos entre sentimientos. Y aunque
no están todos los que son, si es cierto que no sobra ninguno de los que hay.
Mis ojos se cerraron y
mi corazón se abrió como se abría en aquellas lánguidas noches en el desierto y
más tarde, ya en Alcalá, en el patio desnudo, empedrado, cuando el sonido lastimero traspasaba sin
ninguna dificultad muros y ventanas adueñándose del tiempo y del espacio
trayendo a mi mente imágenes de mi casa, de mi padre, de mi novia.....
Noches eternas de jóvenes suspiros y melancólicas añoranzas impuestas, que las
notas alargadas en su tristeza, convertían en impacientes deseos que traían el
reflejo del hermoso rostro de una joven mujer, ahora marchitado con la huella
del tiempo marcado sobre la piel.
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